lunes, 8 de septiembre de 2008

Es una vergüenza para ellos si nos lastiman, pero la vergüenza es nuestra si dejamos que nos vuelvan a lastimar. Y ni hablar cuando ya pasamos la tercera o la cuarta vez. La bondad tiene un límite, porque también hay que quererse y respetarse como persona. Y no se le puede hacer caso solo al corazón, porque lamentablemente, en esta vida hay que ser algo racional y porque no toda la gente sabe agradecer nuestro cariño. porque así como yo no estoy ni cerca de un cuarto de la trigésimo segunda parte de la perfección, no pretendo que nadie lo esté. Y siempre sostuve que no podría entablar ningún tipo de relación con alguien perfecto o perfecta, porque cometo muchos errores y alguien ejemplar probablemente tuviera problemas a la hora de perdonar. Tampoco busco personas que le den la espalda a mejorar y rehúsen hacer esfuerzo alguno, porque hay que aprender de los errores y jamás podría caminar al lado de una persona que no intente evitar lastimarme. Es por eso que me siento completamente orgullosa de las personas que me rodean, por sus capacidades de quererme a pesar de mis errores, porque no juegan conmigo y se preocupan, porque están ahí para mí y me demuestrar un cariño inmenso y duradero.
Quizás también sea por eso que simplemente dejo librado al azar el castigo de quienes me lastiman: porque teniendo todos los tesoros que tengo, el rasguño de un extraño es más que insignificante. ¿A quién podrían importarle las artimañas de alguien para lastimarnos, si tenemos tantos doctores para curarnos, tantos poetas para endulzarnos los oídos y esos son nuestros seres queridos?
Yo no necesito esperar ningún cumpleaños, ni día del amigo, ni día de san valentín, ni navidad, ni ninguna fecha en especial para reitar y confirmar lo que esas personas son en mi vida, ni para hacérselos saber. Y todas ellas lo saben, porque en algún momento se habrán sorprendido con alguna demostración extraña de cariño de mi parte en momentos inoportunos. Y esta es solo una más, para aquellas personas que quiero y por las que haría lo imposible en el caso de que fuera necesario. Todos ustedes saben que mi teléfono no se apaga por ustedes, que si me necesitan, el sueño, el trabajo, el estudio y todo puede esperar. Porque los amo infinitamente y son mi prioridad número uno.
Y por enésima vez: gracias por quererme, por sus hombros inquebrantables y la fuerza que me dan para seguir día a día.
Los amo.

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